Especial del mes del Terror

                Hola amig@s, hoy, y en unos días más, he decidido cerrar el mes del terror con broche de oro, y decido hacer esto contándoles un creepypasta de mi propiedad, helo aquí:

                         “Mi hermano se ve feliz”

    Esta historia es bastante peculiar, porque se dice que ha ocurrido en repetidos lugares del mundo, pues, resulta ser que la leyenda urbana comenzó en la vida de dos hermanos, uno un poco mayor que el otro, se hace además de especial la historia porque es triste de paso.

    

    La historia toma lugar en unos suburbios, saben, ese lugar en donde hay casas una después de la otra, en una de ellas, vivía una familia, una familia que tenía dos hijos, estos dos, eran especialmente unidos, y los separaba nada más un año de diferencia, pero hay algo peculiar, al pequeño, le gusta ver la Luna, si, exacto, ver la Luna, y cuando habían noches en las que el pequeño se sentaba en la mecedora de su abuela, y se sentaba a observar la Luna, cuenta él que sentía algo fuera de sí, algo sobrenatural, algo que, no era de este mundo. Pero bueno, esto lo hacía cuando tenía insomnio, problemas en la escuela, o simplemente, quería ver la Luna, para el chico, era algo maravilloso, también, el hermano mayor algunas veces ha captado ver que su hermanito, observando la Luna, pero con una vista, unos ojos que no son de esta tierra, se le veía la pupila totalmente dilatada, un poco estrábicos, y en lo más profundo de sus ojos, lograba ver que estaba absorto y más allá de eso, no era su hermanito, era otra cosa, otro ser, pero, así quedaron las cosas, pasaron y pasaron los días, hasta que una noche, en la que el hermano mayor bajo algo tarde a buscar agua, encontró a su pequeño hermano en la mecedora, esta estaba quieta, pero algo era especial en el chico, susurraba, era casi un zumbido, por poco se llegaban a escuchar palabras, frases, tenía aspecto de ser un druida antiguo, u otra clase de brujerías, pero de eso no estaba claro el hermano mayor, él estaba claro de que notó que el cuello del pequeño empezaba a moverse, junto con su espalda, pero creo que sería más que obvio que el mayor se fuese de la habitación, así que así pasó, se fue de la manera más silenciosa y rápida que pudo, porque no quería llegar a ver la cara del chico, así que se fue en puntillas, subió las escaleras, y al llegar a su cuarto, subirse su cobija hasta arriba, y atrincherarse en sus almohadas, y además de quedarse quieto como una roca, aún así, el sintió que algo, ahí en su habitación había algo, un ente que lo miraba, que lo veía, que lo observaba, pero, así tuvo que pasar la noche, hasta que llegase el alivio de ver el reflejo de la luz del sol.

        Así fue, pasaron las semanas y el suceso no se volvió a aparecer, todo era normal, hasta que en un día en especial, de esos en los que amanece lloviendo, el niño, el pequeño, fue encontrado por el mayor en la mecedora, pero lo peculiar es que notó que el pequeño pasó toda la noche ahí, en la mecedora, viendo la oscuridad de la noche, pero lo que intrigó al mayor fue que la noche anterior, fue Luna nueva, es decir, no se veía la Luna.

      Después que pasaron los días, el mayor empezó a preocuparse, cada vez más, porque, obviamente, eso no era normal, pero aún así que el hermano mayor intentaba apartar al pequeño de su obsesión, el hermanito volvía y volvía, no dejaba pasar incluso un solo día sin ver la Luna, era algo que ya llegaba a lo enfermizo.

      Bastan y sobran los cultos antiguos y arcanos que adoraban a la Luna, para sus ritos de naturaleza demoníaca, y al parecer, el hermano pequeño no salía de este lote, ya que algo marcó la vida del mayor. Una noche, el más grande fue, como a veces pasaba, a buscar agua, y lo que se esperaba era encontrarse con su hermanito, pues, así pasó, pero de una manera enferma y para nada común, ya que el mayor a unos palmos de la mecedora, la cabeza del chico estaba quieta pero la mecedora se movía, y se movía, así que el mayor, se armó de valor para ir hacia su hermano, caminado con el corazón en la garganta, y al llegar a un palmo de su nariz, empieza a oír la respiración del pequeño, así que, sin mirar atrás y con toda su integridad mental, el mayor da un paso hacia adelante y mira, lo que vió, lo marcó de por vida, porque, la cara del chiquillo, era igual, solo a diferencia de una cosa, tenía los ojos totalmente negros, y su envergadura era más que el doble del tamaño normal de sus ojos, aparte que en su cara, poseía una sonrisa, pero peculiarmente sobrenatural, finalmente el mayor soltó un grito ensordecedor y lo suficientemente fuerte como para despertar a sus padres.

      Lo que pasó en los días siguientes fue triste, ya que el niño fue trasladado con una ambulancia al hospital y le dieron una muy mala noticia a la familia, después del entierro del pequeño, saben algo, la familia siguió viviendo en dicha casa, pero saben algo, no pasaron dos semanas para que la familia se mudase.

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