martes, 27 de noviembre de 2012

Valor te cuenta un par de historias de terror

Valor te cuenta un par de historias de terror...



Estas historias son de autores varios, es decir, pueden ser mías o de otros autores, el crédito es a sus respectivos dueños.

Serenata de la Luna
    Esta historia se realiza en base a la vida de el aluvión de Alemania, el único e inmortal en memoria de todo amante de la música clásica, Ludwing Van Beethoven, ya en un punto de su vida, donde su sordera empieza a notarse.
    En la producción de la Serenata de la Luna, una pieza de alta calidad que es única en su especie, porque, no por como suena sino, en el lugar donde fue compuesta, el mismo Beethoven compuso toda la sinfonía en la zona del borde del lago de Viena que conectaba con Alemania, un lago pequeño, pero muy especial para él, solo y únicamente en la noche, con el reflejo de la Luna rebosante en el agua del lago, junto con los ruidos arcanos de la noche.
    Beethoven habla, según la interpretación musical de la tonada, diciendo o describiendo a una mujer, sobre los elementos que se encuentran a su alrededor, ésto es una clase de práctica paranormal, porque, es una representación espiritual que es por medio de aquella tonada.
    Se dice en reportes civiles que, un joven quiso intentar este juego macabro, este chico americano se separó de un city tour nocturno y se fue al lago de Viena, observando la lejanía y el crepúsculo de la Luna, sacó un par de bocinas y empezó la serenata de la Luna, las tonadas hacían vibrar un poco el agua cuando la percusión y tonos recios, fuertes, resonaban en el etéreo bosque.
    Pasaron las horas y el muchacho, sentado en parte de un tronco se queda perdidamente distraído en el rubor luminoso de el haz, de la brillante e inigualable, Luna, esto pasa yendo y viniendo las tonadas de la sinfonía. La calma duró por un largo rato, hasta que, en cierto punto, el chico se quedó, después de hechar una mirada rápida al entorno, mirando la Luna, atraído, distraído como las espumas y burbujas del agua al haber un derrame, al terminar de ver la Luna, regresa la mirada al lago y sus alrededores, pero hay algo distinto, un rubor blanco pero, a la vista, sólido al otro lado del lago, pero eso sí, siempre con la serenata de la Luna tocando y tocando incesantemente como el calor del fuego de la llama en una fogata.
    Estuvo, por un rato más, viendo perdidamente la Luna, como si fuera una atracción sublime y eterna, pero esta calma se fue como el fuego, la llama de una vela al ser soplada, lo que se escuchó fue un gemido o algo parecido, el joven crispado de un miedo inexplicable, volteó la mirada ver que sucedía, ésto fue horrible, no porque se trate de algo sobrenatural, no, sino porque lo que sucedió después, fue y será lo más hórrido que ésta persona o todo el que intente el juego tenga el desagradable placer de vivir.
    El sonido, provino de atrás, pensó el muchacho, y efectivamente, así era éste, al quitar la mirada de la Luna, vió al lago y desesperádamente, puso su mirada en lo que se encontró justo a unos vagos metros de la espalda suya, al posarse su mirada en, según lo que había visto, una mujer, con un delicado pero fantasmal vestido blanco y con el cabello cubriéndole el rostro, algo, mencionó Beethoven y es que, la interpretación de la sinfonía es que habla de una mujer, una doncella con la descripción o perfil de la Luna, una copia de como se vería aquel astro si fuese una mujer.
    Pero una cosa es segura, y es que Beethoven describió todo el cuerpo de aquella doncella de sus fantasías, pero, algo que nunca hablo o nunca describió fue, su rostro, el juego y la historia hablan sobre que, nunca, sin importar que, le veas el rostro, porque lo que se conoce acerca de lo que fue este joven es que lo único que hace, es simplemente tararear con mirada perdida, la Serenata de la Luna.
    Éste, es un juego consternado y quienes se atreven a jugarlo se atreven junto con sus vidas a ver y a invocar a un oscuro fenómeno paranormal.   
    




 Buenas noches y que duerman bien...