viernes, 27 de diciembre de 2013

Lluyin y su mágica aventura. Cap.4 Edición Navideña

  Lluyin y su mágica aventura. Cap.4




  Anteriormente en “Lluyin y su mágica aventura” cap.3
          

            Lo que había visto Lluyin era una clase de casa que estaba hecha del árbol del cual se levantaba, desde afuera se le notaban las ventanas amarillas por su iluminación, además de que olía a un pie de frutas recién horneado, junto con carne, pollo, ensalada arturo, todo oliendo al mismo tiempo de un banquete digno de duendes y enanos.
    


      Aunque claro, esto  poco le paro bola Lluyin y se comió el sello de chocolate dudoso de la carta de Pedofirrulia, y lo que despertó en Lluyin fue la cagasón, diarrea, más épica y legendaria de todos los tiempos, un remolino de mierda voraz que se agitaba con una corriente única y todopoderosa, que arrastraría a cualquier ser hasta las fauces del averno más oscuro y peligroso de todos, y que nunca, nunca tendrían un final feliz.
    

     Lluyin: (se come el sello dudoso de chocolate) que es esta vaina, mmmmmhmmhhhhhhh, sabe como a, hahhaaaaaaaaaaaaaa, mi estómago, coooooño, mi puto estómago, verga mi barriga, me duele
    

        En esto, Lluyin entra deliberadamente en el hogar de los duendes y al verlos a todos congelados por el momento, si antes se había escuchado música y murmullos desde afuera acompañado de un fuerte olor a comida bien preparada, pues ahora ya no, Lluyin al entrar de brazos abiertos por la "casita de mierda", todo se detuvo al ver al extraño en frente de ellos.
    

         Lluyin: aaaaaaaaahhhhhhhh, haaaaaaaaaaaa, veeeerga
  

(todos los duendes lo miran confundidos no saben que hacer)
    

      Lluyin: aaaaaaahhhhhhhhh, cooooño, como carajo no saben, veeerga, no entienden mierda cagada por el culantro, coooño
    

       Al momento, todos los duendes señalaron con el brazo hacia una parte de la casa que era el baño, en eso Lluyin pita la carrera de su vida, ya que esa "casita de mierda" era realmente mucho más grande de lo que se veía.
    

        Al terminar las tareas y necesidades cagolitrosas ,Lluyin  de forma penosa le da las gracias a los duendes, penosa porque el los trata como si no supieran hablar, después de su penosa charla, Lluyin al ver que lo entienden con facilidad habla de forma natural.
    
  
        Duende: mi nombre es Terricio, nosotros somos duendes del bosque de krinlagia, una parte de Imaginalia, espero que disfrutes del banquete, si tienes hambre, bueno, puedes comer lo que desees, también hay cerveza y sangría
    
  

   Lluyin: bueno, emmmm, ¿gracias?, de todos modos creo que irrrrrrmmmmmmm ( se queda viendo y babeando el pollo a las brasas)l pensándolo mejor, yo me quedo
    

        Terricio: perfecto, ahora disfruto un poco de lo que hay, humano cagón
    

      Lluyin y Terricio platicaron por un muy buen rato, hablando de lo que habían visto, aunque a a Lluyin, le parecía cara de pedófilo el duende, al igual que Feófulis.

 XIV




-Coño Terricio, y dime, quien coño es la reina autista esa-




En eso, se impone en el comedor un silencio sepulcral, todos se miran unos a los otros y en eso responde Terricio, con una voz de puta cagada del miedo.



-A bueno humano cagón, esa, es la reina sopla-culos, muchos dicen, que rapta niños y adultos, después (titubea), después ¡les mete un gancho por el culo y los cuelga como en un matadero!, o al menos eso es lo que dicen-



-aaaaaah, entonces, para qué carajo quiere que yo vaya a verla-



-tal vez sea porque ha detectado la presencia de un humano en sus tierras y quiera sentir las nalgas de un humano, y profanar sexualmente de forma necrófila tu cadáver maloliente y después…-



-coño ya, suficiente información, pero, ¿donde vive?-



  -dicen, (señala hacia un mapa que tenía colgado en la pared) que allá, por “las bolas del gigante” (y si, si parecían dos testículos esas montañas), pasando los desiertos de arena vaginal, cruzando el bosque de los cagados, y atravesando el pantano de los pedos pedorros, ahí, en la cima de “la pija de Zeus”, ahí, vive la reina sopla-culos, junto a su corte del drenaje, es una lugar, extremadamente lejano, que solo los más valientes se atreven a ir, los que tienen más huevos-

         

            En eso a Lluyin se le hace un nudo en la garganta, como si, ya después de tanto tiempo, haya reflexionado hacia sí mismo, y se haya cuestionado si -¿realmente tengo las capacidades, las bolas para afrontar esto?-, pues, ya era el momento en que se preguntase acerca de todo esto, pero ya, era hora.

             


           Pasó la noche, comiendo y al momento de irse a dormir, se quedó en una habitación que los enano-duendes le habían brindado creyendo que al fin, un humano, un salvador había llegado, pero éste, con un techo en parte vidriado, viendo la luna, mientras el manto tenue de ésta acariciaba su cara, él pensaba qué coño, haría para lograr lo que tenía que hacer, como lo lograría, después de su extenuante entrenamiento, después de todo, acaso 

     ¿él se sentía por completo seguro de sí mismo para llegar a cumplir su misión?.



        Los días pasaron, Lluyin terminaba de explorar las inmediaciones a esa casita podrida, pero en uno de esos días:



       -He chico, coño, no escucha, ¡mira coño de tu pepa!-



        Lluyin se da vuelta sorprendido, y creyendo que oyó algo.



       -mira cabeza de huevo, acércate-



       -qué coño quieres enano, no ves que estaba haciendo un cobertizo inútil, e innecesario que jamás pensara en tu puta vida usarlo-



-tengo algo para ti, ven-



-bueeeeeeno-



El muchacho se acerca al duende-enano-cosa.



-oye, ya que, no vas a estar aquí, te irás, y tal vez nunca podamos volver a verte jamás, pensé que, ya que se acercan las navidades, pensé que sería un gesto de mi parte, darte esto-



El enano le entrega a Lluyin un regalo, con su moño y toda la cosa.



-anda, ábrelo-



-bueno, emm, (abre el regalo) ¡HOLY SHIT!, en serio!, para mí!, coño gracias Terrolencio-



-¡Terricio!-



-si si como sea, coño gracias-



         Resulta que lo que le había regalado el duende al chico fue una armadura, pero algo que, sinceramente, se veía arrechamente de puta madre, tenía un casco, una capa, unas botas, un traje de cuerpo completo, además que ya no usaría la ropa estúpida que le dio Feófulis, porque ya esto era simplemente genial.

         



             Así que, coño oye, algún día tú mism@ tendrás que contar tus propias historias, pero bueno, Lluyin estaba listo para encaminarse en su viaje épico, una larga y coño de madre travesía que harían de él ya, un hombre.

     



          Era temporada navideña, el frío azotaba las paredes del cuchitril de los enano-duendes-fetos, y Lluyin al momento de salir por la puerta principal con su arrechísima armadura, quiso despedirse:



   -Bueno, creo que eso es todo, me tengo que ir-



-Pero Lluyiiiiiiiin, coño vale quédate, no seas cagón, además esa puta reina encontrará m´sa gente estúpida con el tiempo-



-No, feto deforme (voz de novelita cagona), me tengo que ir-



-Pero al menos, ten esto-



      La mujer del enano le entrego algo envuelto a Lluyin, esto era un al parecer un alimento envuelto.




     -Ten, humano grosero, úsalo cuando no haya ni mierda que comer, se conserva bien-



-Gracias vieja, me servirá de mucho-



        Y así se fue Lluyin emprendiendo su viaje, con el amanecer amarillento en un nevado paisaje estepario, con colinas y montañas a lo lejos, era el momento, Lluyin iba a llevar a cabo su misión.

            

          Las cosas le fueron bien, por ahora, ya que al ser temporada de frío, invierno, le costaba conseguir calor, y caminar por tanto tiempo lo dejaron exhausto, y cada vez que veía un claro de árboles, se aposentaba y trataba de conseguir algo de calor frotándose las nalgas. Pasaron así muchos días, mientras intentaba recorrer los largos y pesados caminos, hasta que llegó, por lo que parecía, las faldas del “Las Bolas del Gigante”, llegando así a un tramo de arenisca, y a lo lejos, en la propia montaña azulada, estaba por lo visto, una cueva, así que pensó que podría concentrar el calor allá adentro.

     

          Lluyin caminó hacia la cueva, creía que estaba a punto de pasar algo, pero continuó pensando en el autismo y sus técnicas de supervivencia autista. Al llegar a la cueva, se dio cuenta de que estaba casi desierta, solo se veía una especie de lámpara en forma de pija (una deforme), continuó hacia el fondo de una especie de túnel, el frío lo calaba hasta los huesos, pero de repente algo se le ocurrió, vio en su pensamiento la cara arrugada de pasita de Feófulis diciendo:


 -(En un tono de sueño fantasioso) La magia Lluyin, la magia, coooñoo, ecoooooo-



        Al momento, Lluyin había aprendido a soltar el hechizo, pero claro, le salió, el problema fue que le apareció por el lado equivocado el culo. Un pedo de fuego ilumino al lugar y le calentó el culo a Lluyin, le alivió y rejuveneció su alma como sus nalgas, ya estaba tranquilo, utilizó su magia para avivar el fueguito cagón de la lámpara, pero más adelante algo se escuchaba, algo así como una bestia, Lluyin en el fondo estaba temeroso cagadito, y solo esperaba que fuera su imaginación, aunque al seguir caminando, sintió que se resbalaba, se aferró a un peñasco y  se sostuvo, cuando movió la lámpara, realmente observo lo que tenía que observar, no era ninguna bestia lo que se escuchaba en el fondo, sino era, una descomunal cascada.

       

          Voluminosa y descomunal, era simplemente una maravilla de verdad, Lluyin se sentía como en unan película solo que esto era real.


    

           Bueno, hasta aquí el post de hoy, espero que hayan disfrutado de Lluyin y su mágica aventura capítulo de edición navideña, denle like, comenten, compártanlo no sean egoístas coño, y hasta la próxima, felices fiestas! 

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